Mis queridos Puertos, evoco a vuestro recuerdo desde la distancia, sentada sobre el ancla que me une sine qua non a la condición urbanita.
Curvas...
Sol...
Cansancio...
Es lo que veo si cierro los ojos...
Mis queridos Puertos, recuerdo el respeto que me infundasteis al conoceros con vuestra simple presencia, alzando vuestra magnificencia imponiendo la planicie a vuestros pies. Algo escondíais y una luz me invitó a descubrir lo que era...
Percibí un atisbo de obligación en la invitación y no pude pensar ni decidir con claridad hasta que esa luz direccionó mis esfuerzos para concentrarlos frente a un prisma, me sentí atrapada, como un marinero por el canto de una sirena, no sabía si tenía vuelta atrás, pero tampoco ansiaba descubrirlo, asi que me centré en el prisma. Si miraba por un lado me esperaba la soledad, el temor, el cansancio y todo ello concentrado en un tiempo finito y corto. Pero si lo miraba desde el otro lado del prisma me esperaba aventura, conocimiento y crecimiento, fue la avidez de sabiduría la que determinó el lado del prisma desde el cual mirar...y Mis queridos Puertos, no me equivoqué.
Tras meses comprendí lo que escondíais...era el origen de la vida a vuestras faldas.
Puse rumbo una y mil veces en busca de respuestas, largos paseos en soledad a lomos de mi corcel desgastando las efímeras líneas que dejáis abiertas a vuestro conocimiento pero, Mis queridos Puertos, sólo vosotros desde los adentros podíais ofrecérmelas.
Y mientras cavilaba cómo obtenerlas mi conocimiento aumentaba acercándome a la luz, pasando del respeto más frío y distante al calor de la mirada de apoyo, para no desanimar en la búsqueda de las tan ansiadas respuestas.
Mis queridos Puertos, hoy quiero gritar a los cuatro vientos que puedo encajar las piezas del puzzle que bailaban en mis manos como platillos chinos, esquivando la caída como por arte de magia!!
Ego embriagado por el trabajo realizado, la energía y el poder me invaden para afrontar el que queda por hacer...pero a su vez, tristeza, Mis queridos Puertos, porque sé que os añoraré. Vuestro olor y color, cada recoveco de vuestro ser. Se ha forjado un huequito en mi corazón para no olvidaros jamás. Gracias por ofrecerme aquello que posee un valor incalculable, vuestro secreto.
Ego embriagado por el trabajo realizado, la energía y el poder me invaden para afrontar el que queda por hacer...pero a su vez, tristeza, Mis queridos Puertos, porque sé que os añoraré. Vuestro olor y color, cada recoveco de vuestro ser. Se ha forjado un huequito en mi corazón para no olvidaros jamás. Gracias por ofrecerme aquello que posee un valor incalculable, vuestro secreto.
Gracias Mis queridos Puertos.
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